El 82 por ciento de los encuestados considera que China es un lugar de negocios que compite con las empresas alemanas. Así lo averiguó el instituto de investigación de mercado Innofact en una encuesta entre consumidores sobre las etiquetas de los productos “Made in China” y “Made in Germany”. El 64 por ciento ve a China por delante de Alemania, especialmente en lo que respecta a habilidades en las áreas de digitalización y tecnología de la información. Le sigue la electromovilidad con un 41 por ciento.
Pionero en la investigación
Por el contrario, sólo el 30 por ciento considera que China es pionera en el campo de la investigación y el desarrollo. Los resultados dejan claro que a Alemania y China se les pueden asignar puntos fuertes claramente definibles. “En este momento, el tema “Alemania – China” está dominado por la competencia y el pensamiento de riesgo. Alternativamente, también es posible establecer un intercambio cooperativo de conocimientos entre ambos países”, comenta Christoph Pienkoß, miembro de la junta directiva de la DGQ.
Se considera que tanto China como Alemania tienen un mayor potencial de desarrollo. También en este caso existen puntos de partida para una posible cooperación: alrededor de tres cuartas partes de los encuestados opinan que China seguirá optimizando sus estándares de calidad en los próximos 20 años. En particular, los renombrados sellos y normas alemanes podrían servir de modelo. Sólo algunos de los participantes del estudio apoyan la suposición de que se trata de un beneficio unilateral para China. Al fin y al cabo, más de la mitad de los encuestados (54 por ciento) suponen que el mercado alemán también puede fortalecerse de forma sostenible a través del potencial de progreso de China.
Los estándares de calidad comunes crean oportunidades
También podrían establecerse normas de calidad comunes sobre la base de un intercambio cooperativo de conocimientos entre socios comerciales. Según los resultados del estudio, a Alemania se le asigna un papel de liderazgo. El 39 por ciento considera explícitamente que el gobierno alemán o las empresas alemanas tienen el deber de seguir desarrollando y consolidando los estándares de calidad. Uno de cada tres depende de asociaciones empresariales conjuntas. Sólo el 10 por ciento asigna la responsabilidad principal exclusiva al gobierno chino o a las empresas chinas. “Un factor importante para el éxito de las relaciones económicas entre Alemania y China es la definición de normas y estándares comunes. Esto establece un marco fiable para la calidad y la sostenibilidad y fortalece las cadenas de valor globales cada vez más entrelazadas de las empresas alemanas y chinas”, añade Pienkoß.
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